El doble de Pedri podría ser reformulado como “El gemelo de Pedri” o “El alter ego de Pedri”.

El Barça logró una notable victoria contra el Benfica en la Champions, aunque su avance estuvo amenazado por un exceso de agresividad de Cubarsí, aún en desarrollo como central. A pesar de la tensión en el primer tiempo, el equipo mostró solidez en su estructura. La decisión de Hansi Flick de sustituir a Lewandowski generó debate, pero se evitó una caída total. Con el tiempo, el dominio del Benfica aumentó, y la precisión de Lewandowski fue cuestionada. A pesar de esto, Raphinha anotó, gracias en parte a Pedri, cuyo talento excepcional brilla en el campo, destacándose entre sus compañeros.

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La valiente y memorable victoria del Barça en el terreno del Benfica merece un análisis reflexivo que trascienda la magia de la épica. A pesar del desenlace positivo del encuentro, los octavos de la Champions estuvieron en riesgo para los azulgranas, especialmente debido a un exceso de ímpetu de Cubarsí, cuyo impresionante talento natural como central aún no ha perfeccionado la sutileza necesaria: la capacidad de ajustarse a las circunstancias. Cualquier defensa con 200 partidos en Primera sabe que no es necesario bloquear todos los disparos ni disputarlo todo con fervor, pero es absurdo esperar la mindfulness de un veterano de alguien tan joven como Pau. Sobre todo cuando el estándar de la competencia es evitar la cárcel.

La respuesta del Barça tras quedarse en inferioridad se construyó en tres pasos: la decisión de Hansi Flick sobre el cambio poco después, la inercia del partido hasta el descanso y la segunda parte. Quien escribe estas líneas considera que cambiar a Olmo por Lewandowski fue un error. Sin embargo, eso no significa que no fuese comprensible: Robert es el máximo goleador del equipo, sobresale en el juego aéreo tanto en ataque como en defensa, y además, prescindir del mediapunta en lugar del delantero centro para dar cabida a un central suplente mantiene a la defensa rival atenta a las marcas originales, entre otros beneficios. Hasta el descanso, esto sirvió para evitar un exceso de patiment.

No obstante, tras el reinicio, el Benfica avanzó líneas y la capacidad del Barça para amenazar la posesión lisboeta mediante transiciones rápidas disminuyó significativamente debido a la ineficacia del ‘9’ polaco, que ya no está para ciertos trotes. Sinceramente, me pregunto qué habría sucedido si hubiéramos visto a Olmo girando en su espacio y creando sutiles oportunidades para Lamine y Raphinha a la espalda de Silva y Otamendi (37 años). Pero es justo reconocer que la estructura del equipo y cierta capacidad para presionar de forma coordinada se mantuvieron, permitiendo una posesión casi compartida del balón (la posesión terminó 52%-48% a favor de los portugueses, con solo cinco pases más que los blaugrana), varias ocasiones que ayudaron al Barça a deshacerse del miedo y, finalmente, el gol de Raphinha que convirtió el abismo en un tobogán hacia los cuartos de final.

En todo esto tuvo un papel fundamental Pedri, un jugador que no solo era el mejor centrocampista joven de Europa (así lo calificaron a Koeman) cuando el Barça lo fichó, sino que ahora es tan excepcional que, se puede decir, equivale a dos. Entre tanto futbolista unidimensional, la dualidad del mago canario es un manantial de riqueza extraordinaria. Como si de dificiles montajes de las mejores jugadas de Xavi e Iniesta perfectamente entrelazadas se tratara, Pedri maneja la pelota con los pies y la mirada, se lanza hacia los flancos ofensivos mientras controla el juego con astutos pases horizontales, supera adversarios en cualquier dirección y es capaz de detenerse repentinamente mientras acelera a fondo. Recupera balones tanto por él como por el aún convaleciente Gavi. Se desenvuelve bien tanto en las complicaciones como en los espacios abiertos. Es un maestro del contragiro, un genio que razona desde la intuición, un centrocampista cuántico y, por encima de todo, el doble de Pedri que imaginábamos.

P.D. 1: Un cariñoso recuerdo al doctor Carles Miñarro, un hombre de bien.

P.D. 2: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana

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